El aullido de los coyotes

ilustración de Tom Haugomat

El Ser Humano es un ser costumbrista, un animal miedoso e inseguro que detesta que de alguna manera u otra le desequilibren su statu quo, pero sobre todo, lo que más odia y teme, es que lo saquen de su zona de confort. Para qué vamos a engañarnos, a todos nos encanta criticarlo todo. El sistema político actual, la precariedad laboral, la pandemia, la pobreza en el mundo, el calentamiento global, todas estas cosas son temas recurrentes en conversaciones de eternos cuñados, nos encanta pelearnos e intentar imponer nuestra opinión por encima de la de los demás en las reuniones familiares, tomando copas con nuestros amigos o a la hora del café con nuestros compañeros de trabajo. A esos temas debemos añadirles los que realmente nos suelen oprimir más, nuestra situación personal, estamos demasiado gordos, o poco cachas, odiamos nuestro trabajo o simplemente la forma despectiva con la que nos trata nuestro jefe o algún compañero de la oficina; y así un larguísimo etcétera que se alarga hasta la
saciedad. Lo que resulta realmente llamativo es que, teniendo tan claro las cosas que queremos cambiar de nuestras vidas, nos asuste tanto intentarlo. Si empre tenemos una muy buena colección de escusas baratas para cuando alguien nos insinúa que hagamos algo para cambiar lo que no nos guste de nuestra vida, y es que estamos muy cómodos en nuestra zona de confort, ahí tenemos nuestros móviles, nuestro sofá delante de una televisión Ultra HD donde nos perdemos ninguna novedad de Netflix o HBO y una nevera a bien pocos pasos repleta de cervezas frías y comida basura que se cocina en apenas unos segundos en nuestro microondas, así que nos decimos a nosotros mismos: ¿Sé puede pedir más? ¿Y si intento cambiar de vida y la jodo? Mejor sigo como estoy. Y eso hacemos, hasta que la depresión nos alcanza los pasos y volvemos a girar y girar en la ya citada rueda de hámster. 
   Empezar de cero es un concepto que nos asusta a todos, porque puede no resultar fácil, pero dime: ¿Acaso te resultó fácil salir por la vagina de tu madre? ¿O a ella parirte? Seguro que si lo piensas, nada en este mundo te a resultado fácil, lo que nos suele pasar es que cuando miramos una desviación en nuestra ruta, solemos ver este nuevo camino árido, sin sombra donde cobijarse, repleto de alimañas escondidas muertas de hambre deseosas de hincarnos el diente y sin una fuente de agua donde poder saciar nuestra sed, se nos olvida que a nuestras espaldas, está el camino que ya hemos recorrido, con sus piedras y socavones, con sus coyotes aullando, con sus bandidos y sin un pobre árbol donde pudiéramos sentarnos a su cobijo a pasar la noche. 
   No es malo que empezar de cero nos asuste, lo que es malo es dejarnos llevar tanto por este miedo que nos acabe impidiendo coger esa desviación en el camino que tanto necesitamos, y nos obligue a seguir por ese camino de siempre, el cual sabemos de sobra que no queremos seguir caminando por él. 

Espero veros por aquí la semana que viene, porque en la próxima publicación os contaré cómo y por qué decidí empezar de cero, y los resultados que ello ha tenido en mi vida.